Hablar de cifras y estadísticas no ayuda en nada a una persona con depresión, por lo que omitiré esa información que ya es abundante en la red.

Lo que sí que te quiero platicar es cómo este «síntoma» en mi caso, ha sido tan difícil de identificar, pues las personas que padecemos depresión no dimensionamos el problema, sino que creemos que sigue un cause natural por las circunstancias que vivimos, sobre todo cuando algún suceso en particular nos lleva a sumergirnos en ese mar de tristeza, conmiseración y desesperanza que es la depresión.

La gente a nuestro alrededor nota que algo no está bien. Incluso nos tienden a decir que «no es para tanto» o nos llenan de recetas para «alivianarnos» que, nosotros, simplemente no podemos seguir ni concebir. Incluso en ocasiones no notamos siquiera tener algún problema, por lo que negamos necesitar cualquier tipo de ayuda.

Es difícil detectar la depresión, sobre todo para quien la padece, lo que la liga a muchos casos de muertes por suicidio en nuestro país y en el mundo.

Debería de entenderse a la depresión como un problema de salud pública. Siendo esta una enfermedad por sí misma, quizás debería haber mecanismos para detectarla a tiempo y sobre todo, para ayudar a quien la padece, pero al parecer los esfuerzos en materia de salud para detectar y combatir aún son muy insuficientes.

En mi experiencia, ¿Cómo describo la depresión?

La depresión se hace visible de muchas maneras. Las más comunes, las que podrían ser engañosas a nuestros ojos y a los de los demás, serían quizás las ganas de dormir siempre; la falta de ánimos para salir con amigos o familiares; no encontrar en nada, o en casi nada de lo que se hace un verdadero estímulo pasa continuar; tristeza profunda sin causa aparente… En casos más avanzados se ven los encierros prolongados, la sensibilidad a la luz, la despreocupación aparente de todo cuanto nos rodea.

La vida pierde todo su significado. Lo que antes nos emocionaba ahora nos parece sin sentido y parece, a estas alturas, que la única solución es la muerte.

En mis tiempos de niño sufría depresiones de todo tipo. En más de una ocasión vi el suicidio como una solución a mis problemas.

Mas adelante sufrí episodios de mucho aislamiento. Años encerrado, años sin trabajar o estudiar, durmiendo horas y horas a deshoras, sintiendo mucha lástima por mi mismo y regodeándome en ese sufrimiento…

Más adelante, ya siendo adulto, intenté suicidarme, un par de veces. Y en esas fue cuando llegué al grupo de Neuróticos Anónimos.

Dentro del grupo encontré a personas que sabían exactamente cómo me sentía, pues habían pasado por ello, pero yo les miraba como personas normales, funcionales, haciendo cosas que yo ya no hacía. Cuando escuché sus catarsis, comprendí que ellos sabían perfectamente lo que me pasaba, pues lo estaba escuchando ahí, como si saliera de mi mismo.

Dentro de los grupos hay muchas herramientas para salir de la depresión, así como identificar qué es lo que deprimía y de esta forma evitarlo.

Si sufres de depresión, o sabes de alguien que la padezca, quizás puedas darte la oportunidad de conocer un grupo de neuróticos anónimos y decidir si dentro del grupo te podemos ayudar a ti o a tus conocidos. Date esa oportunidad. No estás sólo!